viernes, 8 de octubre de 2010

Franklin Brito se identificaba con Liu Xiaobo, hoy Premio Nobel de la Paz



Franklin Brito se identificaba con Liu Xiaobo, hoy Premio Nobel de la Paz

``LOS SERES HUMANOS NO NACEN NI ESCLAVOS NI DESIGUALES, LA ESCLAVITUD Y LA DESIGUALDAD EN TODO EL MUNDO NO SE DEBEN A GOBERNANTES MUY PODEROSOS NI IMPONENTES, SINO A QUE LOS GOBERNADOS SE RINDEN.’’ LIU XIAOBO

domingo, 3 de octubre de 2010

Opinión: "Franklin Brito: del acontecimiento trágico al hecho político"

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Franklin Brito: del acontecimiento trágico al hecho político

PAULA VÁSQUEZ LEZAMA

Sobre un punto hay consenso en las Ciencias Sociales: cuando un individuo atenta brutalmente contra su cuerpo y su vida para protestar es porque el sentimiento de injusticia que experimenta es muy profundo. La huelga de hambre y muerte de Franklin Brito es un acontecimiento después del cual nada será igual en las movilizaciones y protestas en Venezuela. Se sentó un precedente, se traspasó un umbral.

Una huelga de hambre es un ayuno prolongado que se realiza para protestar, para transmitir un mensaje radical de desacuerdo. El antecedente antropológico de la huelga de hambre es el ayuno religioso, un acto muy antiguo y presente en las diferentes religiones (el Ramadán islámico, las restricciones católicas del Jueves y Viernes Santo, el Kippur judío, el ayuno de los monjes budistas). Aunque el ayuno religioso no se ejerza para hacerle presión a ningún adversario, se trata de un acto corporal, físico, relacionado con el autocontrol, la renuncia y el comportamiento ascético. En el siglo XX el ayuno prolongado se vuelve un arma de protesta. Gandhi estableció el vínculo entre ayuno religioso y protesta política. Recordemos que Gandhi nunca emplea el término de "huelga de hambre" y que su gesto tenía una compleja paleta de significados por la Satyagraha que él crea, es decir, formas de resistencia no violenta, entre las cuales, figura el ayuno. Gandhi transformó los principios brahmánicos, lo cual hizo que su acción adquiriera un profundo sentido en la sociedad india.

Así pues, la huelga de hambre no es un modo de acción irracional ni un acto de locura. Durante todo el siglo XX se consolidó como una acción más dentro de los repertorios de la acción protestataria, en particular de los grupos de izquierda. Por ejemplo, a comienzos de la década pasada las huelgas más radicales las llevaron a cabo los activistas kurdos en las cárceles turcas.

Por eso, pensando en el caso venezolano, los voceros del gobierno de Hugo Chávez hacen todo para descalificar la huelga de hambre del agricultor: Brito se apropió de un modo de acción que por afinidad ideológica les correspondería a los revolucionarios. Por eso es interesante comparar la cobertura que los afectos (no los voceros) del gobierno hacen del caso de Lilian Sanguino, actualmente en huelga de hambre en la sede administrativa de la Asamblea Nacional.

La protesta de la hermana de Williams Sanguino, dirigente estudiantil del Táchira preso por haber sido acusado de disparar durante una manifestación de la oposición, está ampliamente documentada en Internet porque con ella se identifican los revolucionarios puros y radicales. La huelga de Brito es sistemáticamente descalificada por dichos sectores porque "se politizó". Además, en los medios oficiales se le nombra con la fórmula "ayuno voluntario". El eufemismo dice mucho: la escala de valores de la revolución no acepta que los que denuncian al régimen sean más radicales que sus adeptos. Su caso es paradigmático no sólo por ser el primer huelguista de hambre que llega hasta las últimas consecuencias en la historia venezolana, sino porque utilizó otras formas de protesta radical, en las que su cuerpo fue simultáneamente el lugar y el arma de la manifestación.

La automutilación del dedo y los labios cosidos son otras acciones de un "repertorio de acción" protestataria --siguiendo el concepto forjado por el historiador Charles Tilly-- en el que se ejerce la violencia contra sí mismo. La figura de Brito se distingue porque llega a ser un disidente no por la vía, digamos, "clásica", es decir, un militante desencantado que se manifiesta, sino que es, primero y antes que nada, una víctima del aparato estatal venezolano. Una víctima indefensa de los mecanismos que reproducen impunidad. Viendo su biografía, la radicalización en 2005 es una respuesta al engaño del que fue víctima en mayo de ese año, cuando no quiso aceptar la indemnización chucuta por la invasión de sus tierras: una compensación sin papeles. Una dádiva ilegal que hipotecaba su vida y su futuro. Su huelga de hambre fue un acto de soberanía personal. Brito le dijo a los venezolanos no sólo que su cuerpo era el único espacio del que disponía para clamar justicia, sino que se rehusaba a recibir limosna. Brito fue privado de palabra y despojado de sus derechos porque no recibió lo que el Estado consideraba más que suficiente.

¿Muere Brito por una "causa"? Entramos en otro punto. Diría que en principio no, o que ésta no fue establecida como tal previamente, sino que se creó progresivamente.

Es más, todavía no han terminado de construirse todas las causas posibles que abre el caso Brito. Pienso en particular una que ha sido poco comentada. El punto de partida de la protesta de Brito es una pugna con el alcalde Juan Carlos Figarella por el uso de pesticidas en los cultivos de ñame. Brito ganó y no se lo perdonaron.

Estamos ante un ecologista que, para decirlo con la jerga de izquierda, desafió a los más oscuros intereses del estado Bolívar. La mezquindad con la que su caso es tratado por las esferas oficiales que lo descalifican "porque se politizó" se debe a que saben que la figura de Brito puede convertirse en un símbolo político poderoso, más allá de la causa de los derechos humanos. Ya lo dijo Claude Lefort (1981) en su ensayo magistral "Derechos humanos y política", contenido en La invención democrática : "los derechos humanos no son políticos pero un buen régimen político es aquel que respeta los derechos humanos". Por ello, la figura de Brito es demasiado incómoda para el régimen venezolano: su pasado cercano a Chávez, su estatuto de agricultor propietario gracias a las políticas del primer período del gobierno, su profesión de educador comprometido, su recuerdo como ciudadano generoso, su estatuto de padre presente y preocupado por el futuro de sus hijos, la nobleza que despide su esposa, su discurso coherente, su compromiso con la naturaleza...

Pensemos un momento en la huelga de hambre de Brito global e históricamente. En su estudio sobre las huelgas de hambre, la francesa Johanna Siméant distingue a los huelguistas por injusticia de aquellos que defienden una causa política. Entre los segundos quizás los más célebres sean los prisioneros del IRA en 1978 en Gran Bretaña. Otro tipo de huelga es la "disidencia institucional", frecuente en Francia, sobre todo por parte de los sindicalistas del sistema educativo que se oponen a las reformas que suprimen sistemáticamente el número de maestros. El caso de Roland Veuillet es muy conocido. Víctima de un traslado que considera injusto, este consejero del liceo Dhuoda de Nîmes ha hecho dos huelgas de hambre de más de cincuenta días cada una en 2003 y 2004, ha organizado marchas por toda Francia, llamadas Arbitrariaton (según su sitio Web ha recorrido más de 30 mil kilómetros) que finalizan frente al Ministerio de Educación. Veuillet fue recluido en un hospital psiquiátrico a la fuerza, pero los médicos se rehusaron a internarlo y lo liberaron. En América latina, el sociólogo Jean-Pierre Lavaud hizo un estudio notable publicado en 1999 sobre la huelga de hambre de cuatro mujeres, esposas de mineros encarcelados por protestar en Bolivia, en diciembre de 1977, durante la dictadura de Hugo Banzer, que exigían amnistía a los presos y la restitución de libertades sindicales. El gobierno dictatorial de Banzer terminó cediendo tras varias semanas de intensas protestas. Lavaud muestra que las variables que hacen que tal acción colectiva haya sido "exitosa", dependen de la "estructura de las oportunidades políticas" del contexto boliviano en ese momento.

Viendo estos análisis nos preguntamos por qué el contexto venezolano no ayudó a Brito y por qué en vida su figura no tuvo oportunidades políticas. Preguntas pues que son duras: ¿por qué no hubo manifestaciones masivas en su apoyo a lo largo de las cinco diferentes huelgas de hambre que llevó a cabo, salvo los grupos que lo hacían frente al Hospital Militar? ¿Por qué no es sino ahora que los detalles de su tortuosa negociación con los agentes gubernamentales salen a la luz pública? Los investigadores sólo tuvimos acceso a su argumentación impecablemente narrada en videos de Youtube. De resto, nada.

Un sitio Web vacío. ¿Por qué los venezolanos tardaron tanto y se identificaron con Brito una vez que éste había muerto? ¿O será que inconscientemente todos lo dimos por muerto, porque sabíamos que no iba a lograr nada, porque sabemos que las víctimas de los atropellos del Estado venezolano, de los poderosos, nunca pueden hacer justicia? Comparemos la movilización por Brito con la de Sakineh, la mujer condenada a la terrible lapidación en Irán. Defenderla se ha convertido en una causa mundial por la justicia, con mediadores y espacio mediático. Me dirán que no se puede comparar lo incomparable pero corroboro el sentimiento que me da al ver a Venezuela desde afuera: qué solos estamos. Las decenas de presos en huelga de hambre en Venezuela están muy solos. Si no fuera por las familias y el Observatorio Venezolano de Prisiones. En el momento actual se está librando en Venezuela una batalla de sentido con respecto a Brito que es crucial. Reducirlo a la figura de "mártir" es arriesgado, porque invoca la idea de sacrificio necesario.

Una sociedad democrática no puede estarle exigiendo sacrificios a sus ciudadanos, un partido político secularizado no necesita mártires.

Por otra parte, descalificarlo como suicida es hipócrita y perverso, propio del régimen del menosprecio que se ha instalado en Venezuela.